jueves, 16 de mayo de 2024

Catena Aurea

Partamos con la declaración siguiente: 

Todo el texto escrito en rojo es infaliblemente verdad.

Pero luego, algún acusador puede decirte:

¿Cómo sabemos que el texto escrito en rojo es realmente infalible? Si la única prueba es el mismo texto, eso es razonamiento circular, ergo no es confiable.

Así que añadamos: 

El que aboga la veracidad del texto rojo es un testigo fiable.

Pero claro, el acusador puede decir:

¿Cómo sabemos que el testigo es fiable?

Como pueden prever, no hay fin a esta discusión. No importa la apologética que intentemos hacer, el acusador nunca va a dejar que el texto rojo sea válido en primer lugar. 

El acusador entonces se ve obligado a condescender que el texto rojo es infalible. Si no, no hay nada que declarar, no puede haber discusión. Pero aun así, miren lo que pasa si decimos lo siguiente en rojo:

El dueño de la casa le dio las llaves a su mayordomo.

La claridad en esta frase es estupenda, pero aún así, el acusador puede decir:

¿Cómo sabemos que las 'llaves' son llaves físicas y tangibles, y no llaves metafóricas?

O también:

¿Cómo sabemos que 'mayordomo' significa una persona en específico? Puede ser una pluralidad de personas al mismo tiempo. 

O también:

'Le dio' implica pasado, el mayordomo en realidad ya no existe.

O también: 

No se menciona la intención del dueño de la casa, el dueño pudo ser forzado a dar las llaves. 

¿Ven el problema verdad? El problema es que estas frases están escritas en azul. El origen de estas frases es fundamentalmente distinto al de la frase en rojo. Las acusaciones existen solo porque quien las dice quiere tener el derecho de explicar el contenido en rojo a su gusto. La naturaleza de estas frases son distintas a las de en rojo; el que escribió en azul es otro al que escribió el texto en rojo.

La realidad subyacente que el texto rojo describe no es alterada, si no la interpretación del testimonio que el texto rojo da. Esto tiene nombre, se llama eiségesis, el proceso de interpretar un texto de tal manera que el lector introduce sus ideas propias al mismo.

Luego, si sabemos que el texto rojo no vino al mundo de forma espontanea, sino que fue escrito y transmitido por una serie de personas reales, ¿no sería mejor preguntar la explicación a ellos? Ellos por lo tanto, tienen tanta autoridad como el texto rojo, decir que no la tienen implica hacer una demarcación arbitraria entre lo que es autoritativo y no, y los acusadores, al ser posteriores, al venir después, no tienen derecho alguno a decidir que es autoritativo o no. Porque, ¿quién fue el que dijo que el texto en rojo era autoritativo en primer lugar? Ellos que estaban de antes, y no los acusadores que vinieron después.

Pero luego, ocurre otra cosa, que aunque le preguntemos a ellos, sucede que uno dice:

El titulo de mayordomo le pertenece a más de una persona.

Y luego otro dice:

El mayordomo es solo uno.

¿Qué está pasando? Lo que pasa, es que necesitamos sí o sí, alguien que esclaresca, alguien que tenga autoridad sobre todo; una autoridad que precede y autoriza, que da derecho y potestad antes que todos. Y la tenemos, porque, ¿cómo empezamos este ejercicio? habíamos dicho:

Partamos con la declaración siguiente: 

Este texto es lo que nos dio en primer lugar el texto rojo, viene antes que todos, ¿y qué dice? Dice:

El mayordomo es uno solo en el tiempo, mas cuando muere otro toma su titulo.


Creo que se entiende la analogía, pero digámoslo de forma más clara, parafraseando a Tertuliano: ¿qué derecho tienen ustedes, nuevos, a usar lo que nos pertenece a nosotros, los que estábamos desde antes

Dios no nos dio una Biblia, Jesús jamás escribió nada, dos de sus evangelistas son discípulos de sus apóstoles, ni si quiera lo conocieron; el evangelio de juan fue informado por juan, simplemente porque se lo habían pedido, no fue por iniciativa propia. 

Porque Dios no nos dio una Biblia, nos dio una iglesia. La biblia no es más que un documento litúrgico de esta iglesia. Tiene autoridad, porque nosotros decimos que tiene autoridad. Y luego entre muchos padres de la iglesia, que nos preceden en la fe; empero estos consideraban, por ejemplo, al libro 'El Pastor' (de Hermas) como autoritativo, mas fue el decreto Gelesiano, un decreto PAPAL, el que terminó por darnos el canon de la biblia, quitando a Hermas y otros libros que eran muy usados. 

Es que vamos, la epístola de san Judita hace una referencia al apócrifo testamento de Moisés, y cita directo al libro apócrifo de Enoc; necesitas autoridad para decir que sí, y que no. 

Esto es lo que acabo de ejemplificar más arriba. 

Si van a leer la biblia, que sea con un comentario, como el del dominico Maximiliano Garcia de Cordero, o el comentario Nacar-Colunga. Si vas a leer los evangelios, debes leerlo con la Catena Aurea, que es la explicación que dan los padres de la iglesia. 

No hacer eso, y sacar tus propias conclusiones es salirse de lo que vino antes. Y por lo tanto, ya no puedes decir que sigues la fe de Cristo, porque ahí sigues lo que a ti te gusta, eso es misterio de inequidad, como dije en la entrada titulada tal cual.

Como añadido, la división en capítulos de la biblia, es del siglo 12, la división en versículos es del siglo 15. Ambos por monjes CATÓLICOS, para un libro CATÓLICO. 

Una vez le pregunté a un hereje (evangelico) si creía en la inmaculada concepción, me dijo que sí. Otro día le pregunto a otro hereje (igual evangelico) lo mismo, y me dijo que no.

Si yo bebo de dos fuentes de agua, y ambas dicen sacar agua del mismo lugar, mas luego el sabor de ambas aguas es distinta = no sacan agua del mismo lugar.

No, es que ambas fuentes sí toman la misma agua en origen, pero cada una le da el sabor que más le gusta.

Pues a ésta retórica yo también puedo acusar:

Si elijes lo que te gusta, entonces no lo elijes lo que Dios quiere. Esto es misterio de inequidad.  

Nosotros seguimos lo que viene de antes, si las ideas que siguen no son congruentes con lo que viene antes, entonces son descartadas como heterodoxia. La evolución del pensamiento critico cristiano, para el verdadero cristiano, es axiomática; sin innovaciones, es una continuidad, una sucesión de enseñanzas que van directo al mismo Cristo. 

Para terminar y ejemplificar esto último, en el evangelio de Mateo a Jesús le preguntan sus discípulos acerca de alguien que ellos no conocen, predicando en Su nombre. Él les dice que lo dejen ser, porque será útil.

Luego en el mismo evangelio, Jesús dice que vendrán precisamente muchos de esos mismos a Él, pero el dirá: no los conozco.

Útil es que estos evangelicos saquen criminales de las calles y los pongan a arrepentirse, pero no van a ir al cielo. Por que la salvación es solo para los católicos, extra ecclesiam nulla salus.