viernes, 27 de septiembre de 2024

La verdadera idiotez del sedevacantista

Mi primera entrada se titulaba algo como 'la idiotez y el error de los sedevacantistas', ahora que he pasado más de dos años en esta postura, puedo decir con certeza lo que es la genuina idiotez y error:

Los que llegan a esta verdad son unos elitistas; el hecho de que el papado en sí ha sufrido 'ocultación' trae la consecuencia de que la identidad católica queda absolutamente diezmada. San Pedro y sus sucesores legítimos son la clave fundamental que manifiestan en la tierra el dogma de la verdad objetiva, con un interregno como éste parece ser que el único mandamiento que Dios nos deja es 'ocúltense'. Entonces muchos son los que se hacen tibios, porque como había leído de Plineando el otro día, al hombre moderno le piden que opine de un millar de idioteces cada día, y el hombre para emanciparse de la aflicción innatural de ser un 'artífice' de su propio universo (porque con ese estado quiere torturarlo la antropolatria) termina por caer en absoluta indiferencia que va de apática hasta antipática.

Luego, los que no cometen ese suicidio intelectual dicen: '¡claro que con Pedro encerrado y la ramera de Babilonia entronizada sabemos que todo esto es por la persecución final profetizada y permitida por Dios para purificar a la iglesia! Entonces solo hay que esperar a que los años del cautiverio se cumplan ya.' ¿Y luego vendrá el fin? 'No me voy  a hacer esa pregunta', dicen; francamente, según san Juan los dos árboles de olivo del profeta Zacarías deberían de aparecer en cualquier momento, Zacarías decía que antes de que se cumplan los 70 años de cautiverio (nos quedan 42 meses y tres días). Ah, pero no pensemos en la posibilidad de que sean 490 años!

Sin el Papa el católico queda en un espacio tan liminal, tan intermedio e incompleto, que si no se solventa ya creará un paradigma catastrófico, sin precedente, del cual todo lo colgado en el Papa que ha caído y se ha roto, dejando a los fieles exterminados, generaría un nuevo universo desconocido para nosotros. Los sacerdotes no pueden escapar ellos mismos, mucho menos ayudarnos a escapar, porque ordenarlos era una responsabilidad que recaía en la jerarquía eclesial, jerarquía ahora derrumbada, porque aunque siga habiendo ordenaciones el núcleo espiritual del católico ha desaparecido. Es como si el sol desapareciera y Júpiter saliera volando del sistema solar, y sus pobres lunas le irían siguiéndole porque no tienen otro astro al que orbitar.

Peor es el hecho de que sin faro de ortodoxia viva que era el Papa las disputas y preguntas entre sacerdotes presbíteros y obispos no tardarán en aumentar hasta decaer en cismas. Y la herejía ya a llegado para reaccionar ante la pregunta de '¿qué pasa ahora que no hay Papa?' (sedefinistas, sedeprivacionistas, conclavistas, un etc que se va alargando...) y entre más pasa el tiempo más preguntas se seguirán haciendo, y aunque todos los tradicionalistas digan querer adherirse a la verdad, el hecho es que las dudas no van a parar, y la herejía es solo la respuesta incorrecta ante una duda genuinamente impulsada por un deseo de conocer la verdad; pero luego la gente que esparce error en en estos círculos serán inculpados por elitistas sin ningún tacto ni empatía básica, y los inculpados tampoco van a comportarse como humanos racionales. Porque la paranoia persecutoria, el miedo a la herejía, y sobre todo la mentalidad sectaria son todo el ante-requisito para llegar hasta esta verdad: la ultra ortodoxia de auto proclamados inquisidores es solo otra hidra que en comportamiento es indistinta del pandemonio de los universos personales y las realidades subjetivas, todo porque no hay Papa.

De los universos personales no podemos escapar, y para ganar adeptos, como he dicho en la entrada 'el inicio' se ha de iniciar por invadir esos universos personales, por gente que tenga la capacidad de amar a los dueños de esos universos... ¡No conozco yo a nadie así en esta postura!

En caso de que el cautiverio en Babilonia termine con la Parusía, estupendo, en caso contrario, siguiendo la profecía de Ana Catalina, y el mensaje a la iglesia de Laodicea, nos queda la posibilidad de que el catolicismo puede seguir marchando, ya sea con el papado ocultado, o con un papa angélico seleccionado por el mismo Dios. Por un tiempo.

En ambos casos, ¿qué puedo yo hacer? En una palabra, rezar. 

La sociedad cristiana está desmoronada, el verdadero católico ha sido reducido a un remanente, y su prestigio de edades pasadas ha sido dilapidado, el revolucionario tiene el poder desde hace decadas. Nacimos en el mundo donde los enemigos de la humanidad ganaron y re escribieron todos los libros de historia.

Pero el reino temporal, Dios mediante, puede ser reestablecido, un orden aunque sea pequeño puede ser restaurado; la iglesia puede ser restaurada, el mundo puede ser restaurado, el universo puede ser restaurado.

Supongo que esta esperanza es la verdadera idiotez del sedevacantista.